lunes, 24 de septiembre de 2012

Sinfonía sin número de Otoño.

Durante mis casi 25 años de habitar el planeta tierra, la única estación del año que me hace sentir plena es el otoño.
Tiene un encanto espectacular. Un frío singular, un aíre de misterio en todos lados.
Desde las tonalidades de los árboles, hasta el pasto.
Parece, que nosotros mismos, cambiamos sólo para el otoño.
Dejan de existir los colores chillantes llenos de esa supuesta felicidad y alegria que habían llegado con el verano y primavera.
Se innunda de verdes opacos, grises, cafés en todas sus gamas, negros, blancos.

Me gusta despertar con las ventanas frías.
Me gusta tomar café y fumar un cigarro.
Me hace sentir bien.

Por otro lado, sufro la maldición de la melancolía.
Me es más fácil escribir. O sentirme triste por tonterias.
Me enamóro más que antes, pero de igual manera, lo sufro. 

No me queda más que disfrutar, mis 25 otoños, la tristeza adquirida, y el saber que no habrá un nosotros. 

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