Me gustan, como tú.
El secreto está en los sueños.
Sueños que a veces me traicionan.
Proyecciones metafóricas brincando entre planetas. Tomados de la mano. Escondiéndonos de las estrellas y mirando el magenta que se refleja en mis ojos.
Vaciar mi memoria y llenarla de nuevos recuerdos.
Pistas que guardamos en la obscuridad del misterio.
Saboreamos, tal vez, el tiempo que se sigue estirando entre desiertos que mis pies aún no quieren caminar.
La lluvia que no dejó de caer esa noche que gentilmente tomaste lo mejor de mi.
Que ahora es tuyo.
O esa otra, dónde lo sentí, más que antes, más que nunca. Y calle. El silencio lo supo todo. Los suspiros y la luz a través de la ventana.
Somos los protagonistas.
Mi película está corriendo.
Está en esa parte donde todos los temores se hacen presentes y las ideas más locas aparecen. Dónde grito a la pantalla que no baje al sótano porque de seguro ahí pasará algo que no sabemos que es, pero debería irse de ahí. Y sin embargo, quiero que se quede. Que respire, que tenga valor y lo haga. Que baje, que vea, que lo disfrute, que aprenda, que este alerta.
Tal vez se acabe, tal vez dure para siempre, tal vez sufra, tal vez ría.
Porque, por qué no.
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