viernes, 19 de octubre de 2012
Mi pendeja relación.
Es pensar que hay algo pero al final no hay nada.
Es imaginar cosas que no existen, pero al final ahí siguen.
Es decirte mil veces que te necesito para mi, en anagramas ocultos en mis labios.
Labios que no pruebas, que no conoces, que sólo has visto.
Es no saber de ti un día, y perder el hilo de la existencia.
Es dedicarte canciones discretamente sin que sepas que es para ti.
Es sonreír estúpidamente ante tus letras.
Es sonrojarme en la distancia.
Olvidar el mundo y ser tuya. Aunque no estés siempre, aunque llegas y te vas.
Darte todo el tiempo.
Es quererte, es saber que puedo llegar a amarte, y finalmente te rechazo.
Rechazo la posibilidad. Destruyo las ilusiones. Rompo los castillos.
Desaparezco las imágenes.
Así cómo yo.
Me escapo.
Porque le temo a la falta de libertad. Le temo al encierro.
Temo que todo eso que he levantado. Ese hedonismo propio se acabe y entregue
la mitad de mi, para recibir la mitad de ti.
Eso que necesito.
Necesito.
Ne ce si to.
Todo.
Lo que no existe, porque no hay, porque no es verdad, aunque está presente.
Pero sé que me tienes, sé que lo sabes, sabes que estoy ahí para ti.
Mientras tú, tu estás para ti.
Sólo para ti.
Para tu vida.
Para tu otra vida.
Para el mundo.
Menos.
Menos para mi.
Porque no somos, lo parecemos.
Lo parezco.
Mi pendeja relación resulto ser con alguien dónde yo si estoy y el... El allá.
Mi pendeja relación no es real.
Mi pendejez lo es.
Y es un circulo, del que huyo, del que corro.
Y regreso.
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