"Después de que termines tus labores".
"Cuando te mejores".
"No te preocupes, yo tampoco podía".
"No era urgente".
"Entiendo, a veces esas cosas pasan".
"Descuida, tal vez no era el momento".
"Si claro. Lo sé, pasé por eso".
"Me imagino, el tráfico".
"Si claro. Lo sé, pasé por eso".
"Me imagino, el tráfico".
"Si, vivimos ahora demasiado de prisa, que el tiempo se nos agota".
"Eres una persona ocupada. Suponía eso".
"Eres una persona ocupada. Suponía eso".
"No hay problema, a mi también se me estaba olvidando".
Hice ya la lista, de las posibles respuestas que sé, tarde o temprano, terminaras diciéndome, para justificar tu ya, injustificable falta y/o excusa.
Pero que aún así, esperanzada, estaré ahí. Mirando a las personas que pasan a mi alrededor, buscando con ansia tus ojos entre la multitud. Y aunque sé. Porque realmente lo sé, que tú cabeza flota sobre parametros que no conozco, me gusta la banal y estúpida idea de "tal vez, está vez, si llegará".
Y lo harás, un día después, con una frase tan bien escrita y analizada, para que al momento no pueda refutarla, tan sólo diga "mañana, quizás", y en ese momento, tanto tú como yo, sabremos que ya no habrá.
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