De recuerdos húmedos en sueños vívidos.
De bocinas mojadas por el sudor de la música.
De vasos que insisten en chocar para brindar sobre lo inexistente.
De besos.
Besos robados, besos creados a propósito, besos olvidados, besos que devoran las entrañas del alma, besos imaginarios y lenguas escurridizas.
De copas de vino derramadas en la sala por la torpeza de tus manos que buscaban encontrar las mías.
De todos los caminos que, más que llevarme a Roma, me llevan a ti.
De ideas que has implantado con detalles explícitos de acciones que, espero algún día se vuelvan realidad.
De reflectores que buscan mis huellas, que me rastrean y olfatean, que desean encontrarme.
Pero yo no quiero que me vean.
No estoy escapando, me estoy escondiendo.
Esperando sigilosamente ese momento.
En el que dos es uno, y uno es nada.
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